ALCOHOLISMO EN MUJERES Y MADRES

El Alcohol y el Alcoholismo en Mujeres y Madres
Marisol Muñoz-Kiehne, PhD
¿Mujeres bebedoras?
Ya que muchas mujeres tienden a beber bebidas alcohólicas en privado dadas las actitudes sociales negativas hacia la mujer bebedora, no es de conocimiento común el que la incidencia de abuso del alcohol y del alcoholismo femenino ha aumentado significativamente en los pasados 30 años.
Tal vez usted sepa que el consumo de alcohol afecta más pronto y con menos cantidad a las mujeres que a los hombres, mas, ¿sabía que los problemas médicos relacionados, como daños en el cerebro, corazón e hígado, progresan más rápidamente en las mujeres que en los hombres?
Y, por si no lo sabía, es un hecho que el alcohol tiene efectos dañinos en el bebé durante el embarazo. Cantidades moderadas de alcohol pueden precipitar abortos espontáneos y bajo peso al nacer, y cantidades mayores pueden causar síndrome alcohólico fetal, el cual conlleva trastornos físicos y mentales permanentes.
Muchas mujeres tienden a beber buscando alivio o escape de problemas en sus relaciones, presiones ocupacionales, y de sentimientos de soledad. Lejos de ayudar a resolver las dificultades, el beber trae complicaciones que empeoran la situación tanto para la mujer como para sus seres queridos.
Lamentablemente, esta tendencia a menudo comienza en la adolescencia. Entre chicas de 14 años, casi un 40% reportan haber consumido alcohol en el pasado mes, y más del 20% indican haber bebido cinco bebidas o más en una ocasión. Bajo la influencia del alcohol las adolescentes con frecuencia son víctimas de accidentes automovilísticos y de encuentros sexuales no deseados. Y cuando las jóvenes empiezan a consumir alcohol en la adolescencia, corren riesgos mayores de que la experimentación se convierta en abuso y dependencia.
¿Uso, Abuso, o Dependencia?
Si bien muchas mujeres consumen bebidas alcohólicas moderadamente en situaciones sociales, algunas desarrollan patrones problemáticos de abuso y dependencia.
El abuso de alcohol se define como un patrón de consumo dañino para quien bebe o para otros. Por ejemplo, cuando el beber precipita lesiones o enfermedades, interfiere con el trabajo, los estudios, o la crianza de los hijos, o acarrea consecuencias legales, tales como el arresto por conducir bajo los efectos del alcohol.
La dependencia al alcohol, también llamada alcoholismo, es una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por la urgencia intensa a beber, la pérdida del control sobre lo que se toma, la dependencia física, y el desarrollo de tolerancia al alcohol.
Algunas personas pueden beber socialmente sin incurrir patrones de abuso ni desarrollar dependencia, pero otras tienen una vulnerabilidad genética al alcoholismo. Ciertamente el ambiente en que la mujer se desenvuelve también puede influenciar el consumo de alcohol. Aún así, en muchos casos la fuerza de voluntad y un ambiente saludables no son suficientes para que quien está predispuesta al alcoholismo permanezca sobria. Por esto se recomienda que las personas que padecen de alcoholismo se abstengan totalmente de tomar. Aunque la enfermedad no es su culpa, es su responsabilidad manejarla.
¿Qué hacer?
El alcoholismo es una enfermedad tratable, y hay ayuda disponible para todos y todas los afectados por la adicción al alcohol y sus consecuencias. Existe tratamiento médico (desintoxicación, medicinas) y psicológico (consejería individual, familiar y grupal) que puede procurarse en clínicas de salud y centros de salud mental y de tratamiento de adicciones. Los grupos de auto-ayuda (tales como los modelados según el programa de 12 pasos Alcohólicos Anónimos) ofrecen respaldo social y guía espiritual.
La solución se encuentra en buscar educación, información y orientación, para la prevención, la intervención, y la rehabilitación de esta dolorosa adicción.
  • Recordar que el alcoholismo es una enfermedad, no una debilidad moral
  • Identificar los síntomas del alcoholismo y enfrentarlo lo antes posible
  • Reconocer los factores ambientales de riesgo, tales como el historial de abuso infantil, la violencia doméstica, la depresión, el estrés, y la disponibilidad de la bebida
  • Reemplazar las relaciones, los lugares, y las situaciones asociados con el beber alcohol, por otros asociados con la sobriedad
  • Entender las recaídas y deslices como parte del proceso de rehabilitación
  • Desarrollar una red de apoyo entre familiares y amistades informados y dispuestos a ayudar
  • Buscar tratamiento profesional
¿Dónde encontrar ayuda?

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