Las adicciones: problema social de la actualidad. Alcoholismo

El consumo de alcohol se vincula anualmente a 200 000 muertes en el mundo. Foto: muyinteresante.es
Muchos especialistas consideran a las adicciones, modificadoras de la conducta de los individuos, como una tragedia de la humanidad por el consumo irresponsable de tóxicos y la aprehensión irracional a fetiches de la sociedad moderna actual con su gran despliegue tecnológico y su incitación al juego, al mercado y a la Internet.
La significación humana de esta catástrofe sería subvalorada si olvidamos los que la sufren en forma indirecta; nos referimos a los cónyuges, padres, hijos, hermanos, familiares cercanos o lejanos, amigos, vecinos, y hasta desconocidos víctimas de accidentes y otros actos de violencia.
El profesor Juan Emilio Sandoval Ferrer define a las adicciones como una conducta compulsiva e incontrolable a una sustancia, costumbre o práctica, de tal magnitud que en su ausencia se producen graves reacciones emocionales, mentales o fisiológicas. Foto: Nuria Barbosa León
Datos actualizados de la Organización Mundial de la Salud plantean que el abuso y dependencia de drogas legales (alcohol, tabaco, infusiones), de prescripción médica (fármacos) e ilegales (marihuana, anfetaminas, cocaína y opiáceos) se relacionan con el 12,4% de los fallecimientos por cualquier enfermedad y el 8,9% del total de los años perdidos por discapacidad.
Debemos destacar que en el mundo el 50% de esta trágica cifra se vincula al consumo de alcohol, produciendo anualmente a 200 000 muertes, 25 000 de ellas por accidentes de tránsito que dejan además 150 000 personas con invalidez física o mental, y a la cuarta parte de los 4 000 trasplantes hepáticos efectuados en un año.
Algo similar ocurre con el tabaquismo, único producto de consumo masivo, legalmente vendido, que mata a la mitad de sus consumidores crónicos.
Daña de múltiples maneras al individuo, a la sociedad y al medio ambiente. Datos estadísticos de organismos internacionales divulgan que cada año mueren en el mundo, por esta adicción, cerca de cinco millones de personas. La mitad de estas muertes ocurren entre los 30 y 69 años, perdiéndose más de 20 años de esperanza de vida. Cada cigarrillo consumido acorta en siete minutos la vida del fumador.
Para el doctor Juan Emilio Sandoval Ferrer, secretario de la Sociedad Cubana de Siquiatría y presidente de la sección de abuso de sustancias, las adicciones se caracterizan por una relación de sumisión ante las sustancias o actividades a las cuales las personas es adicto, que lo hace perder su libertad para saciar su necesidad, cada vez más creciente, hasta padecer síntomas desagradables: emocionales, mentales o fisiológicas.
El también Máster en Ciencias en Siquiatría Social y Sicología clínica, considera que el alcoholismo en Cuba se define como una afección con incidencia en el 4% de la población mayor de 15 años y valorada como drogadicción modelo y portera.
Esas cifras mantienen una tendencia al crecimiento en los últimos años, debido a que se convierte el fenómeno en un problema global, de difícil manejo para los gobiernos locales, con raíces en las tradiciones culturales nacionales y en los modelos de consumo del capitalismo actual. Además, «en nuestro país existe una cierta permisividad hacia el consumo excesivo de alcohol y a veces tolerancia a los estados de embriaguez, pero hay un franco rechazo a la utilización de las drogas ilegales», advierte el profesor de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.
SOLUCIÓN AL PROBLEMA
En Cuba existen los de Línea Confidencial Antidroga con el teléfono 103 las 24 horas del día y a través del cual se pueden realizar consultas incluso anónimas. 
Afirma que el sistema nacional de salud de Cuba garantiza el tratamiento a las adicciones de forma gratuita para el paciente y sin escatimar recursos materiales en las instalaciones sanitarias. Las terapias involucran a los familiares y el mayor esfuerzo se destina a la prevención de ese problema social.
El siquiatra puntualiza: «Las adicciones no respetan edades, géneros, ningún tipo de filiación o creencia. Emergen del contexto familiar porque ahí se aprenden y reproducen los modelos de conductas. Su saneamiento debe ser social con intervenciones en el grupo de amigos, los centros docentes y laborales».
Ejemplifica con la detección de un adolescente atrapado por el alcohol y otras sustancias, «en ese caso, explica- debemos desarrollar acciones de prevención en la escuela para provocar una actitud de rechazo al consumo entre el alumnado». Por tanto, el médico considera que las acciones preventivas nunca estarán agotadas y su efectividad se mide en la decisión responsable de retardar la primera aproximación y de evitar involucrarse en un ambiente proclive a esas actitudes.
Para él, resulta beneficioso en Cuba, la estrecha relación existente a todos los niveles de la sociedad entre las instituciones sanitarias y las docentes para agotar todas las potencialidades en dialogar sobre el tema desde edades tempranas, primero con la incorporación a los planes de estudio, luego con las charlas de expertos, la divulgación en murales y la intervención del médico de la familia. «El joven debe aprender rápido el riesgo de las adicciones y lo dañino de las mismas», afirma.
VARIEDAD DE ADICCIONES
El sicólogo José Antonio Díaz Nóbregas considera que la recuperación a una adicción, llámese tabaquismo, alcoholismo o a otra droga, es un proceso para toda la vida y es recomendable vincularse a un grupo de apoyo como ayuda para mantener por siempre los buenos propósitos. Foto: Nuria Barbosa León
Los cubanos también tienen tradición cultural de ingerir café, algo legítimo, mayoritariamente aceptado y promovido en determinado ámbito social, pero cuando aparecen síntomas de dolor de cabeza, irritabilidad, ansiedad y otros, estamos en presencia de una ingestión excesiva, que puede llevar también a niveles adictivos.
Igual ocurre con el uso de medicamentos por la costumbre indisciplinada de desobedecer las prescripciones de los facultativos y automedicarse.
«Muchos fármacos crean hábitos y lo ideal es consumirlos por el tiempo indicado y bajo los cuidados de los médicos», acota Sandoval Ferrer.
El avance de las tecnologías y las comunicaciones van alejando a los seres humanos de la socialización y de su capacidad de dialogar cara a cara y en el día a día. Aunque ese tipo de comportamiento ya se presenta en Cuba, aún no tiene indicadores alarmantes como en otros países desarrollados del mundo.
Se presentan conductas adictivas incipientes en el uso de las computadoras, los juegos virtuales, los móviles y equipos electrónicos.
Con relativa frecuencia comienza a incidir la adicción al trabajo como aquellas personas que cotidianamente llevan tareas laborales a la casa y pueden llegar a desentenderse a sí mismo y a la familia. «Afortunadamente por nuestras costumbres y hábitos en las relaciones sociales, los cubanos asumimos barreras bastante protectoras hacia la socialización y nos brindamos cariño y amor», resume el médico.
CONCLUSIÓN
Granma Internacional visitó una psicoterapia grupal antialcohólica en el Hospital Universitario General Calixto García de la capital, que funciona la tarde de los miércoles, y dialogó con algunos pacientes.
Ellos refirieron la necesidad de buscar ayuda profesional para deshacerse definitivamente de los envenenados productos.
Aseguraron que el primer paso para erradicar una adicción es reconocerla como tal y padecerla no lo convierte en una persona mala o pervertida, sino en una víctima. Tampoco resulta signo de debilidad acercarse a un consejero profesional porque en ocasiones se puede derrotar en solitario pero en la gran mayoría de los casos se debe buscar a alguien de confianza para hablarle francamente del problema.
Una vez eliminada la fase activa de la adicción, se necesita cambiar estilos de vida, desde el sistema de creencias y valores, hábitos conductuales, motivaciones y alejamiento de las amistades poco recomendables por nuevas personas con estilos de vida saludables. También recomendaron aceptar invitaciones o planificar actividades a lugares donde con seguridad no habrá fumadores, alcohólicos o drogadictos.
Con ellos coincide el sicólogo José Antonio Díaz Nóbregas, coordinador del grupo y reconoció que este tipo de rehabilitación se consigue con el tiempo de persistencia en su enfrentamiento, superior al año. Hay quienes necesitan un internamiento total y por 21 días se aplican medicamentos desintoxicantes, mientras otros se integran a las sesiones terapéuticas.
Añade: «No distinguimos en sexo, edad, profesión o nivel académico. Los grupos son heterogéneos y abiertos. Se entra y se sale por propia voluntad. La dinámica consiste en intercambiar experiencias y recibir apoyo de otras personas. Participa el paciente con sus familiares, amigos y conocidos. Nos enfocamos en el crecimiento emocional y nunca prohibimos dejar de consumir».
«Nosotros no cambiamos a las personas sino que la propia persona se cambia así mismo» agrega el también Máster en Sicología Clínica y en Salud Mental y asegura que estas terapias pretenden encontrar herramientas propias hacia las motivaciones personales como modo de retornar a la esencia social y lograr la máxima reinserción a la familia, las actividades laborales y el estudio.
En ese proceso de crecimiento se cambian estilos de vida para crear confianza, encauzando las actividades placenteras sin uso de sustancias y proponiendo encontrar la belleza de la vida. Ellos reciben consejos pero las decisiones son individuales. Similar criterio lo ofrece el Licenciado en Sicología Miguel Cañedo Briones, quien participa de forma voluntaria en el grupo para cooperar en las dinámicas terapéuticas, pero alertan acerca de una mayor difusión de los efectos dañinos de las adicciones con pancartas ilustrativas en los consultorios, policlínicos, puntos de expendios, escuelas y otros.
En la actualidad se observa un debate más abierto porque la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones estudiantiles analizan el asunto a partir de manifestaciones inadecuadas en espacios públicos y festivos, que llevan a la indisciplina social.
Elogiaron la labor pedagógica y diferenciada enfocada hacia la prevención del consumo de estupefacientes por los adolescentes. También reconocieron el papel de las familias y los educadores, junto a los órganos de prensa, como auxiliares meritorio a la hora de llamar la atención sobre situaciones cardinales que, como la explicada, sin ser sistemáticas, merecen una reflexión.
tomado del Granma

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